Para qué sirve la Gemoterapia
El principio pues de la Gemoterapia es utilizar esos impulsos armonizadores para canalizarlos a través del cuerpo humano y que éste se empape de esas vibraciones y reestructure aquello que deba ser equilibrado.
La pregunta que nos podemos formular ahora es si las piedras energéticas tienen poder para curar. Bien, si las vibraciones o energía que transmiten las gemas son para reestructurar el cuerpo donde esté desequilibrado, y si la enfermedad representa un desequilibrio, podemos decir que lo que consiguen los minerales y gemas es ayudar en el proceso de la cura que se esté realizando.
En algunos casos puede incluso llegar a curar, pero no es la tendencia general puesto que dependerá de la pureza de la gema, de la facilidad del gemoterapeuta y del propio individuo que necesita ayuda.
Así que a nivel general se usan las vibraciones de estas piedras a nivel físico para aliviar dolores y no poner obstáculos internos para la curación a través de la medicina convencional. Por lo tanto se considera un complemento con la medicina tradicional.
Pero las piedras, minerales y gemas tienen más utilidades que solo el ámbito físico. Por ejemplo es de gran ayuda en el ámbito emocional para superar depresiones, crisis nerviosas, falta de energía, desánimo, etc. Y por supuesto también tienen su función mística que generalmente está directamente relacionada con la apertura o limpieza de los Chakras o puntos de energía corporales.
Cuando se utilizan las piedras como terapia para cualquier ámbito debemos tener en cuenta que es un proceso lento, no es algo que dé resultados inmediatos pues requiere varias exposiciones a las gemas y minerales antes de comenzar a ver claros resultados, en especial respecto a temas de salud física, pues el cristal trabaja desde los niveles no físicos hacia los físicos de manera que primero hará efecto en niveles energéticos y poco a poco la mejoría se irá traduciendo en beneficios físicos.
Desde luego lo que hay que tener muy presente es que la gemoterapia no puede hacer milagros, ni sustituir la cura que ofrece el especialista. Ahora bien tampoco pueden hacer daño pues son inocuos. Por ello acude mucha gente hoy en día a gemoterapeutas.
Existen varias formas de utilizarlos, generalmente a gusto del que las va a utilizar. Desde situarlos estratégicamente en las habitaciones, llevarlas en forma de joya, en el bolsillo o realizar sesiones de los minerales y gemas sobre los puntos afectados o Chakras, etc. En fin que hay innumerables maneras de sacarles rendimiento.
En el caso de utilizarlos en una habitación, han de situarse siempre las puntas hacia el centro de la misma o si son varias rodeándola, también se pueden apuntar unas a otras en el sentido de las agujas del reloj. En el caso de llevarlo como joya o en el bolsillo el mineral actuará vibrando hacia su campo de acción más cercano.
Cómo limpiar las piedras para Gemoterapia
Pero si hay un principio que se deba respetar es el de su correcto lavado y cargado. Cuando una piedra o mineral llega a nuestras manos, ésta trae consigo también energía acumulada del individuo que lo tuvo antes que nosotros o que lo manejó. Por ello debemos realizar una limpieza del cristal. Hay varias formas de limpiarlo:
- Con Agua: usar agua corriente del grifo y limpiar el mineral por todos los recovecos con un jabón suave y una esponja que no sea áspera. Luego aclararlo y ponerlo a secar al sol. También se puede realizar el mismo proceso, pero luego en vez de aclarar con agua del grifo, se le mete en un cubo con hielo derretido a descansar durante un minuto. Después se pone a secar al sol.
- Con Humo: método muy fácil. Se trata de quemar incienso (salvia, cedro, sándalo o eucalipto) y coger con los dedos el mineral y pasarlo por el humo creado por el incienso de manera que el humo le llegue a todas sus partes. Este proceso requiere la visualización de que a la vez que le toca el humo el cristal se purifica y se ve más limpio.
- Con Tierra: Se trata de enterrar los minerales bajo una tierra que no esté abonada y dejarlos allí durante 3 días completos. Al cuarto día sacarlos y limpiarlos con agua muy fría. Después dejarlos secar a la luz de la luna.
Pueden ser recargados siempre que se quiera y para ello lo mejor es el contacto directo con la luz solar. Aunque también se puede utilizar la luz lunar, arena o tierra; pero éstas son menos energéticas.