La herradura de la suerte es uno de los símbolos de la buena suerte y la fortuna más conocido por todos. Tiene una larga tradición como símbolo protector, ya usada desde el antiguo Egipto y usada en la iconografía islámica. Si quieres tener tu propia herradura y aprender dónde colocarla no dejes de seguir leyendo.
Ya sea para llevarla encima o para ponerla en casa, no está de más tener una herradura de la fortuna, para que el bienestar la felicidad y prosperidad entre en tu vida.
Porque seguramente necesitas un pequeño empujón extra para atraer la buena suerte. No tienes nada que perder y todo el mundo habla que estas cosas realmente funcionan.
Con este amuleto para la buena suerte vas a estar más protegido y con una sensación de seguridad para conseguir todo aquello que te propongas.
La herradura suele estar asociada a la protección contra el mal y atrae la fortuna a quien la posea. Sobre todo si es alguien que la ha encontrado y cuanto más vieja sea pues mucho mejor ya que la atracción de fortuna tendrá será mayor. Se cree que puede tener hasta 10 veces más poder una herradura encontrada que una comprada. Y como culmen a todo esto, si la herradura aún tiene restos de las pezuñas del caballo, yegua o mula pues su poder se multiplica por mucho más.
Otra característica que le da más poder a una herradura es el número de agujeros que tenga. La herradura de 7 agujeros es la que más suerte da.
Según la tradición más antigua, la herradura debe de clavarse en la puerta de nuestro hogar para que nos brinde con su poder para atraer a la buena fortuna y protegernos de cualquier tipo de mal.
También es muy importante la posición en que debe de clavarse. Según la tradición debe de estar colgada con los puntos (U) hacia arriba, ya que si se hace hacia abajo la suerte se escapará. El objetivo es la de capturar la fortuna dentro de sí.
Sin embargo hay opiniones para todos los gustos, por que otros creen que los puntos de la herradura (∩) deberían de ponerse hacia abajo, ya que con esta acción estamos esparciendo la fortuna a todo el mundo al pasar por debajo de ella al entrar en la casa. También se suele creer que con esta forma la herradura representa el techo del hogar o incluso el cielo y firmamento.
En otras culturas como la cristiana, cuelgan la herradura de lado (C), de esta manera simbolizan la inicial del nombre de Cristo, lo cual le otorga una simbología y poder especial.
En el antiguo Egipto se veía a la herradura de lado como la semejanza de la luna creciente, cuyos poderes mágicos eran muy apreciados.
Desde siempre se ha creído que el auténtico valor de este amuleto para la buena suerte es su composición mineral, es decir el hierro. En los antiguos tiempos se ha tenido gran devoción a este metal debido a que es capaz de soportar y salir victorioso en una contienda con el fuego, otro gran elemento mágico y con mucho poder.
El hierro soporta altas temperaturas para poder ser moldeado y dar las formas que nosotros queremos que tengan, desde herraduras, espadas, hachas, aperos de labranza, etc. Así también cobra gran importancia el herrero como una de las profesiones más respetadas desde la antigüedad, ya que era la persona encargada de unir dos grandes fuentes de poder.
Otro de los motivos para considerarse como un elemento de la buena suerte, era que muchas personas no entendían muy bien porque al poner las herraduras a los caballos éstos no sentían ningún tipo de dolor ni molestia. Entonces se asoció que era por el poder de la herradura que nunca dañaba al animal.
En la tradición cristiana existe la leyenda de San Dunstán, donde muchos creen que esta el origen de la creencia del poder de las herraduras como símbolo de fortuna y protectora de todo tipo de mal.
La leyenda cuenta de como San Dunstán era un gran herrero, quizás el mejor en su tiempo con un talento excepcional. El diablo al conocer esta gran virtud quiso ponerle unas herraduras a su caballo. Para ello constantemente tentaba al joven herrero disfrazado como una hermosa mujer, para intentar engañarlo para que hiciera este trabajo. San Dunstán aceptó hacerlo fingiendo que no sabía que era el diablo. Este se quiso asegurar que iba a realizar la tarea encomendada y se acercó para ver como lo hacía, pero el herrero en un rápido movimiento cogió el pie del diablo y le clavo a él la herradura. Sus gritos agónicos se podían escuchar a varios kilómetros de distancia, rogándole para que le quitara la herradura, a lo que San Dunstán accedió siempre que le prometiera que nunca más volvería a entrar en ninguna casa. El diablo por supuesto tuvo que aceptar esta promesa.
Actualmente San Dunstán es el santo patrón de los herreros, orfebres, joyeros, cerrajeros, músicos y ciegos.
Los más supersticiosos creen que si alguien encuentra una vieja herradura (incluso un pedazo de hierro viejo), se debe de escupir en ella en ese momento y luego lanzarla por encima del hombro izquierdo pidiendo un deseo a la vez. Es importante nunca revelar dicho secreto a nadie para que se cumpla.